domingo, 14 de junio de 2015

CON SIETE AÑOS O MENOS



A veces tener siete años o menos es más que jugar videojuegos, descansar de no hacer nada, ir al cine o a la feria, quedarse en casa mirando películas mientras tus papis piden  pizza a domicilio…

¿Recuerdas cuando tenías SIETE AÑOS O MENOS?

Solo tenía siete años o menos, pero eso jamás había importado, con siete años ya puedes ir a la parcela a “raspar” un maguey,  sacar aguamiel sin que te piquen las abejas y sin llenarte de “guishi”, que es la viruta que va sacándose del maguey con un artefacto llamado raspador,  para que siga produciendo su néctar, cuidarla que no se tire y no lleve basura,  colarla y fermentarla hasta que se convierta en pulque, al otro día llenar unas ánforas para ir a venderlo… jalar una garrafa de veinte litros de pulque o cargar una de diez litros y demostrar que eres fuerte y puedes ayudar.

Con siete años puedes trepar fácilmente a las higueras ,  no importa que la leche  de los higos y las hojas de las higueras te causen urticaria  en la piel…  cortar cada higo maduro con cuidado…  claro con todo y pata para que no se destruya o no sirve para la venta, con siete años o menos  ya debes saber cuál son para la caja, cuál para mermelada y cuáles no sirven porque los picaron los pájaros, esos, esos aviéntalos lejos, van a la basura o para las hormigas, pero lejos de la mata , porque si no las hormigas se suben a la higuera, y la próxima semana ya no habrá higos que vender…

Con siete años o menos,  ya eres experto en muchas cosas aparte de estar aprendiendo las tablas de multiplicar en la escuela y los sinónimos y siglas, también puedes subir a la punta de los aguacates, árboles de hasta 10 metros o más y saber cuáles están “sazones” y listos para poner a madurar, tiene que ingeniártelas para cortar los que están en las puntas de las ramas  sin caerte, y saber cuál rama puedes  pisar, pues también sabes que las ramas de un aguacate no son tan resistentes y flexibles como las de un pirú o las de un nogal… todo eso con solo siete años o menos.

Con siete años o menos sabes perfecto cómo guiar a un buey en la siembra, sabes cuántas semillas tirar a cada paso y sabes que en la mano derecha va el maíz y el la izquierda la de frijoles y calabaza, si tienes suerte de tener más hermanos abusados cada uno se encarga de una semilla, tienes que hacerlo rápido, pues en la vuelta del toro viene tapando la semilla y te puede alcanzar…

Con solo siete años o menos, te pones a chapear y a retirar la grama  de la parcela, esa que solo hace estorbo al maíz y no deja crecer la milpa… aunque  te salen ampollas en las manos o se te peguen los cadillos que son unas bolitas llenas de espinas que duelen como un demonio…

 Con siete años o menos aprendes a mirar  el cielo, a oler la lluvia que viene, a escuchar los diferentes cantos de los pájaros, que te avisan diferentes cosas, aparte de alegrarte el alma…

Con siete años o menos, cuando estás en las labores del campo con la familia, te sientes importante,  porque  si te toca el turno de hablar,  todos guardan silencio para escuchar tus palabras y aunque con siete años o menos tendemos a exagerar un poco, a nuestros padres les da gusto saber nuestros pequeños o grande e inventados  logros.

Con siete años o menos  sabes perfecto que los aguacates se cortan el miércoles para que se maduren un poco, que las granadas, guayabas higos y cualquier otra fruta debe cortarse un día antes de ir a venderlas que es el domingo, o se pudrirán y su valor se convierte en casi nada…

Con siete años o menos sabes que es sábado y es el día más pesado de la semana , entre comillas, te levantas muy temprano  en temporada de fruta porque hay que ir  a cosecharla llegar a casa a mediodía a limpiarla y dormirte tarde acomodando todo para irse el domingo temprano a la plaza del municipio…

Con siete años o menos te levantas a las  5 de la mañana para alcanzar lugar en el único autobús que los domingos llega al pueblo y hacer el acarreo de todas las cosas que llevaran a vender… con siete años o menos no importa si llueve, hace frío o calor la rutina de los domingos no cambia.

Con siete años o menos sabes que llegando al municipio lo primero que hará tu abuelita después de bajar la carga y dejarla a resguardo…  te llevará a desayunar un vaso de leche caliente y huevos con frijoles a la fonda de las chismosas, y que  con unos aguacates que les regale, te darán una  “chaparrita” de naranja extra…  que es la que más te gusta…

Con siete años o menos pones tu puesto en la plaza y comienzas a vender la mercancía, mientras la abuela va en busca de “los marchantes” habituales, los que compran la mercancía por cajas o hace trueque por cazuelas de barro que venderá en el pueblo a buen precio…

Con siete años o menos sabes que si la venta fue buena  aparte de la carne que siempre compra la “Abue” para llevar, comprará la fruta que allá en el pueblo  no hay,  como unas rebanadas de piña con chile y limón  o jícamas y cacahuates, que tus hermanos disfrutarán  como si fuera un manjar…



Con siete  años o menos  te llenas de impotencia cuando alguien  ve con desprecio  las cosas que tú vendes honradamente y regatean al máximo por lo que tanto trabajo cuesta cultivar, cosechar y llevar hasta las puertas de sus casas…

Con siete años o menos  eres “experta” en todo, en fruta, en tiempos, en cultivos, en el sabor de la leche bronca y el menudo  de chivo de los domingos…

Pero  con siete años o menos no entiendes que la necesidad de hacer esto cada semana para poder subsistir es más que un trabajo, que lo disfrutas al máximo, y solo cuando no se vende nada y se tiene que dejar la mercancía casi regalada, la semana será un poco más dura  que las demás…

Pero con siete años o menos, entiendes que la próxima semana,  todo puede mejorar y quizá hasta te compren los zapatos que llevas tiempo esperando…

Tengan un buen domingo queridos. Y si van al tianguis o a la plaza del municipio, por favor no regateen.


FUENTE:
 http://www.sdpnoticias.com/nacional/2015/06/14/con-siete-anos-o-menos



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