Si quieres conservar un bien, añadiéndole más y más, malgastas tu energía. La espada que se afila sin cesar no conservará su filo mucho tiempo. Una sala llena de oro y jade no podrá ser protegida eternamente. Quien se enorgullece de sus riquezas y méritos atrae sobre sí la desgracia. Retirarse una vez acabada la obra, he ahí el Tao del Cielo
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