viernes, 5 de marzo de 2010

ESPIAS Y TRAIDORES


Para el jefe militar es importante que le llegue información de todos los rincones del reino. Una parte de la información que recibe será buena y útil. Otra pertenecerá al dominio del engaño/no engaño. Cuando el gobernante se está preparando para la guerra, el gasto de dirección del estado puede llegar a ser excesivo. Es esencial que la información sea útil y no costosa debido a la aplicación de errores.


Si un jefe militar lucha en batallas de larga duración y no emplea los recursos que tiene a su disposición para la victoria, estará desperdiciando dichos recursos al no usarlos y no tener los objetivos del gobernante en su corazón. Gastará esfuerzos y energía innecesariamente al no buscar la ayuda que le haría más eficaz y su victoria más rápida.


Al estancamiento en una batalla se llega por una falta de información y suministros. El jefe militar inteligente sabe que para derrotar al enemigo debe tener información que pueda emplear para vencer. Debe darse cuenta también de si está recibiendo demasiada información. Ello es tan malo como no recibir información suficiente y puede confundir las cosas, haciendo difícil el inicio de una acción correcta partiendo de decisiones acertadas.


Un jefe militar eficaz es perspicaz. Comprende que no puede obtener información especial pidiéndosela a los dioses ni puede conseguirla tampoco ordenándoselo a adivinos y sacerdotes. Esta información sólo puede obtenerse de hombres que harán todo lo necesario para su propio beneficio. Se les llama espías y traidores. Existen muchos tipos de espías y hay que conocer sus diferencias. El empleo adecuado de sus habilidades también es beneficioso. Si están disponibles, y el jefe militar inteligente sabe que lo están y no los emplea, entonces quizás alguien con una visión más astuta del mundo lo hará.


Hay cinco tipos distintos de espías. Se les llama extranjeros, internos, contras, ajenos y vitales. A todos ellos se les debe considerar como agentes secretos y son tan mortíferos como las víboras. Hay que tenerlo en cuenta. Los agentes son inestimables y hay que tratarlos en consecuencia cuando facilitan información que pueda favorecer la victoria. Nunca hay que darlos por supuesto, y su identidad no debe revelarse nunca. Si son descubiertos, es seguro que serán ajusticiados por el enemigo. Esta sola razón sugiere el valor potencial de su información. Su valor es siempre inestimable.


Un agente extranjero es un espía que le llega al jefe militar desde un país enemigo. Es un ciudadano y generalmente está descontento con las condiciones imperantes. Puede que no tenga relaciones en el gobierno pero puede explicar los verdaderos sentimientos de la gente de su país nativo. Los agentes internos son aquellos que trabajan para el gobierno del enemigo y están descontentos con las condiciones nacionales y su propia suerte en la vida. Venderán información al mejor postor. No son leales a nadie, y aunque su información pueda parecer valiosa, ha de ser verificada concienzudamente. Llevando una vida de fachada, sólo son servidores de sí mismos y no se rigen por otros valores más que por los suyos propios. No les importa quién se haga con la victoria.


Los contraagentes son espías internos que han sido descubiertos, y en lugar de ser ajusticiados, actúan traidoramente para salvar sus propias vidas. El jefe militar inteligente los apacigua con generosos regalos, convirtiéndolos a su propia causa. Deben ser tratados con amabilidad y se les debe dar la libertad que necesitan para operar. Hay que procurar determinar que no sean dobles agentes infiltrados. Esto puede averiguarse observando sus actividades y conducta. Debe tenerse en cuenta que puede haber aspectos de las actitudes de engaño/no engaño del enemigo.


Los agentes ajenos son aquellos empleados por el jefe militar que son indignos de confianza. Facilitan constantemente información errónea sabiendo que están actuando como espías dobles para el enemigo del mismo modo que un contraagente. Hay que eliminarlos cuando han servido sus propósitos para impedir que se vuelvan contra nosotros. Los agentes secretos esenciales son ciudadanos naturales del reino del jefe militar, que dedican sus vidas a la propagación de los deseos del gobernante. Entran en países extranjeros y regresan con información. Su mentalidad no les permite convertirse en agentes ajenos. Son fieles a la causa: su principal preocupación es el gobernante y el pueblo. Suelen ser muy inteligentes y engañan al enemigo debido a su aspecto exterior.


Toda la información se obtiene de otras personas, por lo que con independencia de su motivación, son espías. Todos  los gobiernos y todas las empresas están infestados con espías de todo tipo. Algunas veces los propios espías no saben que lo son. El jefe militar sensato selecciona cuidadosamente a los hombres con los que se rodea. En las cuestiones relativas a trabajar con espías de cualquier clase, es esencial que el jefe militar sea justo y compasivo en tales temas. Debe ser también sutil para lograr la información con el espíritu en que se pretende usarla. Todos los agentes, con independencia de su posición y rango, deben ser eliminados inmediatamente si ocasionan la menor preocupación relativa a su verosimilitud y devoción.


Cuando el jefe militar se está preparando para entrar en batalla con un enemigo, debe conocer los nombres de los comandantes enemigos, el tamaño del ejército enemigo y las posiciones que usan para acampar. Sin esta información, serácomo una persona ciega y sorda que inicia un peligroso viaje. Los agentes secretos le proporcionarán esta información. Es importante comprender la mentalidad de los agentes al reclutarlos. La información recogida con espías nativos e internos da al jefe militar el poder necesario para emplear métodos y técnicas de engaño/no engaño. Cada uno tiene su lugar y cada uno tiene su valor. Esta idea permite el uso inteligente de los agentes. La mayor parte de la información se obtiene del agente doble. Los contraagentes nos proporcionarán espías adicionales cuando son necesarios –nativos e internos–. El agente vital, de valor incalculable, es demasiado miope.




 

Los agentes son de extrema importancia para el éxito de las operaciones del jefe militar. Sólo aquellos jefes militares que son inteligentes y perspicaces pueden emplearlos adecuadamente. Sin operaciones secretas, una guerra es un acto sin sentido de violencia gratuita que no sirve para nada más que para destruir a toda la gente y todos los recursos.Estudiemos bien estas lecciones. Su dominio significará que entendemos el verdadero arte de la guerra.


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