miércoles, 18 de mayo de 2011

UTILICE LA TÁCTICA DE LA CAPITULACIÓN. TRANSFORME LA DEBILIDAD EN PODER


Cuando usted sea el más débil, nunca luche simplemente por salvar su honor. Opte, en cambio, por la capitulación. Rendirse le dará tiempo para recuperarse, tiempo para atormentar e irritar al vencedor, tiempo para esperar a que el poder de éste se diluya. No le dé la satisfacción de luchar y ser vencido por él. Capitule antes de ser derrotado. Al volver la otra mejilla, enfurecerá y desconcertará a su contrincante. Convierta la capitulación en un instrumento de poder.


En algún momento de la década de 1920, el escritor alemán Bertolt Brecht se convirtió a la causa del comunismo. A partir de ese momento, sus piezas teatrales, ensayos y poemas reflejaron su fervor revolucionario, del cual procuraba dar testimonio con la mayor claridad posible. Cuando Hitler asumió el poder en Alemania, Brecht y sus colegas comunistas se convirtieron en hombres marcados. Brecht tenía muchos amigos en los Estados Unidos, tanto estadounidenses que simpatizaban con sus convicciones, como intelectuales alemanes que habían huido del régimen de Hitler. En 1941 Brecht emigró a los Estados Unidos y resolvió radicarse en Los Ángeles, donde esperaba poder ganarse la vida en la industria cinematográfica.

Durante los años siguientes, Brecht escribió guiones de tendencia marcadamente anticapitalista. Como tuvo poco éxito en Hollywood, y además la guerra había terminado, en 1947 decidió regresar a Europa. Sin embargo, aquel mismo año el Comité de Actividades Antiestadounidenses del Congreso de los Estados Unidos comenzó su investigación acerca de una supuesta infiltración comunista en Hollywood. El Comité empezó a reunir información sobre Brecht, que de manera tan abierta se había plegado al marxismo, y el 19 de septiembre de 1947, sólo un mes antes de la fecha en que había previsto abandonar los Estados Unidos, lo citaron a comparecer ante el Comité. Además de Brecht, también fueron citados numerosos escritores, productores y directores cinematográficos, grupo que luego fue conocido como "Hollywood 19".

Antes de ir a Washington, los integrantes del Hollywood 19 se reunieron para decidir su plan de acción. En lugar de contestar preguntas sobre su afiliación o no al partido comunista, leerían declaraciones preparadas a tal efecto, que desafiarían la autoridad del Comité, al afirmar que las actividades de éste eran inconstitucionales. Aunque esa estrategia terminara conduciéndolos a prisión, sería una buena publicidad para su causa.

Brecht no estuvo de acuerdo con el grupo. ¿De qué servía desempeñar el papel de mártir y obtener un poco de adhesión pública, si con eso perderían la posibilidad de poner en escena sus obras y vender sus guiones por varios años? Estaba convencido de que cada uno de ellos era más inteligente que los integrantes del Comité. ¿Por qué rebajarse al nivel de sus adversarios discutiendo con ellos? ¿Por qué no ser más astutos y simular rendirse, al tiempo que se burlaban sutilmente de él? El resto de Hollywood 19 escuchó la opinión de Brecht pero decidió seguir adelante con el plan; Brecht era libre de elegir su propio camino.


El comité llamó a Brecht a comparecer el 30 de octubre. Esperaban que hiciera lo mismo que los demás miembros de Hollywood 19 que habían declarado antes que él: discutir, negarse a responder preguntas, desafiar el derecho del Comité a llevar adelante aquel proceso, e incluso gritar e insultar. Para gran sorpresa de todos, Brecht fue la imagen viva de la cortesía. Vestía traje y corbata (algo muy raro en él), fumaba un cigarro (había oído decir que el presidente del Comité era un apasionado fumador de cigarros), contestó con amabilidad las preguntas que le formularon y, en términos generales, respetó la autoridad del Comité.

A diferencia de los demás testigos, cuando le preguntaron si había pertenecido al partido comunista, respondió que no, lo cual era cierto. Uno de los miembros del Comité le preguntó: "¿Es verdad que ha escrito una cantidad de piezas teatrales revolucionarias?". Brecht había escrito varias obras de mensaje evidentemente comunista, pero su respuesta fue: "Escribí una cantidad de poemas y canciones y obras de teatro en mi lucha contra Hitler, y por lo tanto pueden considerárselas revolucionarias, dado que yo, por supuesto, estaba a favor del derrocamiento de ese gobierno". Nadie supo discutir esta afirmación.


Aunque Brecht hablaba con fluidez el inglés utilizó un intérprete durante toda su declaración, táctica que le permitió jugar sutilmente con las diferencias entre idiomas. Cuando los miembros del Comité encontraron tendencias comunistas en una traducción inglesa de sus poemas, Brecht repitió las mismas líneas en alemán para el intérprete, que las volvió a traducir, de tal forma que terminaron sonando inofensivas. En un momento dado, uno de los miembros del Comité leyó en voz alta uno de los poemas revolucionarios en inglés, y preguntó a Brecht si se reconocía como el autor. "No —contestó Brecht—. Yo escribí un poema en alemán, que es muy diferente de lo que usted acaba de recitar." Las respuestas evasivas del escritor desconcertaron al Comité, pero su cortesía y la forma en que se sometió a su autoridad le impidieron enojarse con él.

Al cabo de un interrogatorio de sólo una hora, los miembros del Comité se habían cansado. "Muchas gracias —le dijo el presidente—. Usted es un buen ejemplo para los [demás] testigos." No sólo lo dejaron en libertad, sino que le ofrecieron ayuda si llegaba a tener cualquier problema con los funcionarios de inmigraciones. Al día siguiente, Brecht abandonó los Estados Unidos para no regresar jamás.


INTERPRETACION:

El enfoque agresivo y cuestionador del grupo Hollywood 19 les ganó muchas simpatías, y años más tarde obtuvieron una suerte de reivindicación ante la opinión pública. Pero también fueron incluidos en la lista negra y perdieron años de trabajo productivo. Brecht, por su parte, expresó su disgusto ante el Comité en forma más indirecta. No cambió sus convicciones ni renunció a sus valores. Pero durante su breve testimonio fue él quien en todo momento dominó el diálogo, cediendo sólo en apariencia mientras que en realidad no hacía sino marear al Comité con sus respuestas vagas, con francas mentiras que nadie cuestionó porque fueron planteadas en forma enigmática y con sutiles juegos de palabras. Al final logró conservar su libertad y continuar con sus escritos revolucionarios (en lugar de ir a prisión o ser detenido en los Estados Unidos), aun cuando, con su pseudoobediencia, se burló sutilmente del Comité y su autoridad.

Tenga presente lo siguiente: con una táctica de simulada rendición resulta muy fácil engañar a las personas que intentan hacer ostentación de autoridad. Las muestras externas de sumisión que usted haga las harán sentirse importantes; satisfechas de ver que usted las respeta, se convierten en fácil blanco para el contraataque o para la burla sutil e indirecta utilizada por Brecht. Proyecte su poder en el tiempo; nunca sacrifique su maniobrabilidad a largo plazo por las efímeras glorias del martirio.


Cuando pasa el gran señor, el sabio campesino se inclina profundamente ante él, y en silencio se tira un pedo.

Proverbio etíope


FUENTES:

http://es.wikipedia.org/wiki/Bertolt_Brecht 


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