martes, 23 de abril de 2013

HOMBRES QUE NO SE COMPRAN

Procurando hacer las cosas honradamente, no solo delante del señor sino también delante de los hombres. 2 Corintios 8:21.




Un joven, empleado en un comercio, se esforzaba siempre  por cumplir honestamente todas sus obligaciones  y, como consecuencia, su patrón depositaba una confianza ilimitada en el.  Un día, cuando estaba solo, entro un cliente pidiendo determinado artículo.  Cuando el joven estaba pensando la mercadería. El cliente le dijo: "Añádele un  poco mas, ya que tu patrón no te esta viendo". Pero el joven, levantando  los ojos al cielo, respondió sin vacilación: "Mi patrón  esta siempre presente". Procuraba actuar con honestidad ante el señor y no solamente a la vista de los hombres.

El alumno que copia, el constructor que emplea materiales  de calidad inferior, el cónyuge infiel, el policía que acepta soborno, el patrón que paga un salario vil, el prestamista que cobra intereses exorbitantes, y el joven que depreda el patrimonio publico  o privado, cometen actos deshonestos  indisculpables a los ojos de Dios.  Y aunque los hombres no vean tales actos, son manifiestos delante del juez de toda la tierra.

Benjamin Sodre relata el gesto de un humilde  pescador en el interior del Mato Grosso. Algunos ingenieros pernoctaron en su casa y vieron dos escopetas muy bien conservadas. Le preguntaron si quería venderlas, ya que  no disponía de cartuchos y eran inútiles para el.  Con  sorprendente naturalidad, el hombre respondió: Mozo, no puedo venderlas porque no son mías.  ¡Son de dos cazadores que las dejaron aquí para que yo las guardara! Estoy esperando que vengan a buscarlas, y esto ya hace mas de treinta años". 

Norman V. Peale cuenta la experiencia  de un hombre que encontró accidentalmente  una maleta con 250 mil dólares  que había caído, no se sabe como, de un camión de caudales. La llevo a su casa, telefoneo a la policía y le entrego el dinero. Su honestidad suscito una onda de reprobación  y hasta de insultos. Por fin, para librarse de los que lo criticaban por su comportamiento honesto, vendió su departamento y se mudo a otro barrio de la ciudad.   

"La mayor necesidad  del mundo es la de hombres  que no se vendan ni compren, hombres que sean sinceros y honrado en lo mas intimo de su ser; hombres que no teman dar al pecado  el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo, hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos." (La Educación. P. 57)   

Enoc de Oliveira
 

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