lunes, 20 de julio de 2009

MENOSPRECIE LAS COSAS QUE NO PUEDE OBTENER: IGNORARLAS ES LA MEJOR DE LAS VENGANZAS


En 1527, el rey Enrique VIII de Inglaterra decidió que debía de encontrar una forma de cómo deshacerse de su esposa, Catalina de Aragón. Catalina no había logrado darle un hijo, un heredero varón que se asegurara la continuidad de la dinastía, y Enrique creía conocer la causa: había leído en la biblia el pasaje que dice: “Y si un hombre toma la mujer de su hermano, comete un acto impuro: descubre la desnudez de su hermano, y no tendrán hijos”. Antes de casarse con Enrique, Catalina de había casado con el hermano mayor del rey, Arturo, que murió cinco meses después. Enrique espero un tiempo apropiado y luego se caso con la viuda de su hermano. Catalina era la hija del rey Fernando y de la reina Isabel de España, al casarse con ella, enrique había conseguido una alianza muy valiosa. Ahora, sin embargo, catalina tenía que asegurarle que su breve matrimonio con Arturo no se había consumado. De lo contrario, enrique consideraría incestuosa su relación y nulo su matrimonio. Catalina insistía en que había permanecido virgen durante su convivencia con Arturo y el papa clemente VII la respaldo al dar su bendición a la nueva unión, algo que no podría haber hecho de haberla considerado incestuosa.

Sin embargo, al cabo de varios años de matrimonio con Enrique, catalina no había podido darle un hijo varón, y a principios de la década de 1520 ya había entrado en la menopausia. Para el rey, aquello significaba una sola cosa: Catalina había mentido respecto a su virginidad, la unión era incestuosa y Dios los había castigado.
Pero además había otra razón por la cual Enrique quería deshacerse de catalina: se había enamorado de una mujer más joven, Ana Bolena. No solo estaba enamorado, sino que, si se casaba con ella, todavía tendría esperanzas de engendrar un hijo legítimo. Su casamiento con catalina debía anularse, para ello, sin embargo, Enrique debía recurrir al vaticano. Y el papa clemente jamás anularía el matrimonio.


En el verano de 1527 corrió por toda Europa el rumor de que Enrique quería intentar lo imposible: anular su matrimonio contra la voluntad del papa. Catalina no abdicaría, y mucho menos ingresaría por voluntad en un convento, como le había sugerido Enrique. No obstante, el rey tenía su propia estrategia. Dejo de dormir en la misma cama con catalina, dado que la consideraba su cuñada y no su legítima esposa. Insistía en llamarla princesa viuda de Gales, el titulo que le correspondía como viuda de Arturo. Por último, en 1531 la desterró de la corte y la envió a un castillo distante. El papa le ordeno devolverla a la corte, bajo la pena de excomunión el castigo más severo que podría sufrir un católico. Enrique no solo ignoro esa amenaza, sino que insistió en que su matrimonio con catalina había quedado disuelto. En 1533 se caso con Ana Bolena. El papa clemente se negó a reconocer este matrimonio, pero a Enrique aquello no le importaba. Ya no reconocía la autoridad papal, por lo cual procedió a romper sus relaciones con la iglesia católica romana y estableció, en su lugar la iglesia de Inglaterra, cuyo jefe era el rey.


Como lógica consecuencia, la recién creada iglesia de Inglaterra proclamo a Ana Bolena como legitima reina de Inglaterra. El papa ensayo todo tipo de amenazas, pero Enrique lo ignoro. Clemente estaba furioso: nunca nadie lo había tratado de forma tan despectiva. Enrique lo había humillado y no tenia forma de vengarse. Ni siquiera el recurso de la excomunión (con la que amenazaba sin cesar pero nunca llevaba a cabo) surtía algún efecto. También catalina sintió el puñal de desprecio de Enrique. Intento defenderse, pero sus ruegos y peticiones cayeron en oídos sordos; aislada de la corte, ignorada por el rey, enloquecida de ira y frustración, su salud fue deteriorándose hasta que, en enero de 1536, murió de un tumor canceroso en el corazón.



INTERPRETACIÓN:

Cuando usted le presta atención a una persona, ambos se convierten en una especie de socios, pues cada uno se mueve al paso de las acciones y reacciones del otro. En este proceso usted pierde su iniciativa. Es una dinámica propia de toda interacción: al reconocer la presencia del otro, aunque solo sea para luchar contra él, usted se expone a la influencia de ese individuo. Si Enrique hubiera prestado atención a catalina, se habría enredado en interminables discusiones que habrían debilitado su decisión hasta desgastarlo. (Catalina era una mujer fuerte y testaruda). Si hubiera tratado de convencer a clemente de que cambiara su veredicto acerca de la validez del matrimonio, o intentado negociar con el, habría quedado atrapado en el pantano de la táctica preferida de clemente; ganar tiempo, prometer flexibilidad, pero para conseguir lo que los papas conseguían siempre: imponer su voluntad.

Enrique no quiso saber nada de esto. Recurrió a uno de los mas destructivos juegos de poder: el menosprecio absoluto. Al ingnorar a la gente, usted la anula. Esto descoloca y enfurece al otro, pero, como usted no trata con el, el adversario no puede hacer nada.

Este es el aspecto ofensivo de esta Ley. Jugar la carta del menosprecio es una actitud inmensamente poderosa, dado que le permite establecer las condiciones en las cuales se desarrollara (y resolverá), el conflicto. La guerra se lleva a cabo en las condiciones que usted impone. Esta es la máxima posición de poder: usted es el rey e ignora todo aquello que lo ofende. Observe como esta táctica enfurece a la gente. Los demás trataran de captar su atención, y cuando usted se la niega, se desmoronaran frustrados.

EXTRAIDO DE: "Las 48 Leyes del Poder"

http://www.casadellibro.com/libro-las-48-leyes-del-poder/2900000647099

http://www.avisegratis.cl/avisos/recreacion-y-pasatiempos/libros-y-literatura/las-48-leyes-del-poder/136


http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_VIII_de_Inglaterra

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/enrique_viii.htm

http://www.portalplanetasedna.com.ar/sifilis03.htm





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