Adornar los arboles con flores falsas. Este consejo de la sabiduría china enseña que debemos presentar una apariencia de seguridad, confianza y poder aunque nuestras fuerzas sean mínimas y estemos realmente débiles. Hay que ser ver que se tienen más fuerzas de las que se poseen. Hay un fabula que enseña como el débil puede ser poderoso con astucia: Un inerme zorro atrapado por un tigre, que jugaba con él antes de matarlo y devorarlo, empleó para salvar su vida esta estratagema: “No se te ocurra siquiera comerme –le dijo al felino- porque se me ha dado el encargo de mantener el orden en el bosque imponiendo respeto y hasta miedo a los demás animales. Si me haces daño enojaras a los dioses y recibirás un terrible castigo. Si no me crees, sígueme y tú mismo comprobaras mi poder”. El tigre le soltó, siguióle un buen trecho por el bosque y pudo verificar que todos los animales huían aterrados delante den zorro. El tigre, asombrado y sin caer en cuenta de que era él quien sembraba el pánico, dejo libre al zorro que pudo ponerse a salvo.
Parece ser que Stalin era un especialista en mentiras y fue él quien acuño este aforismo: la mentira mas eficaz es la verdad. Pero mucho más antiguo es el aforismo chino que aconseja abrir de par en par las puertas de la ciudad indefensa. Se basa esta estrategia en la propensión que tenemos a desconfiar de supuestas verdades de los competidores. Una verdad autentica también será poco creída por lo que, si afirmamos derechamente nuestra desventaja, lo más probable es que el contrario sospeche que tratamos de ocultar nuestras fuerzas. Al propalar nuestra debilidad provocamos la creencia del enemigo en nuestra fortaleza. Una antigua historia china recomendaba esta estrategia: un poderoso general marchaba camino a una ciudad prácticamente desguarnecida. El comandante de la guarnición de dicha ciudad basó su estrategia de defensa en la siguiente maniobra: mandó abrir y dejar de par en par todas las puertas de las murallas, disfrazó a sus soldados y los coloco en diferentes lugares, a unos barriendo las calles, otros trabajando en supuestas reparaciones, otros paseando tranquilamente… El mismo se puso a tañer el laúd en lo alto de la muralla a la vista de todos. Cuando llegaron los atacantes, su jefe, extrañado, retrasó el ataque y trato de adivinar el significado de la aparente invitación que se le hacía a entrar directamente al interior de la ciudad... No pudo imaginar cual pudiera ser la táctica del enemigo, pero dio por segura la existencia de un trampa diabólica. Finalmente decidió retirarse y esperar una mejor ocasión.
Cuando hablamos de empresas (o gobiernos) está claro que estos procedimientos bélicos deben entenderse en su sentido metafórico y referirlos especialmente a la estrategia de imagen y comunicación. Esta operación para convertir la debilidad en poder exige un trabajo especializado que solo podrá ser eficaz tras un estudio profundo de la realidad propia, así como de las circunstancias del sector y del entorno general. Sin citar casos concretos puede decirse que tanto la opinión pública como los medios de comunicación suelen estar predispuestos a favor del más débil y tal sentimiento puede ser la base de la defensa. Está claro que esta estrategia requiere convertir en noticia el ataque del fuerte hacia el débil, hacer público el hecho, aplicar la táctica de puertas abiertas a la opinión y los medios. En este terreno, las razones del débil pueden ser tan poderosas o más que las del fuerte y, con toda seguridad, contaran con mayor simpatía y parcialidad en su favor.
Parece ser que Stalin era un especialista en mentiras y fue él quien acuño este aforismo: la mentira mas eficaz es la verdad. Pero mucho más antiguo es el aforismo chino que aconseja abrir de par en par las puertas de la ciudad indefensa. Se basa esta estrategia en la propensión que tenemos a desconfiar de supuestas verdades de los competidores. Una verdad autentica también será poco creída por lo que, si afirmamos derechamente nuestra desventaja, lo más probable es que el contrario sospeche que tratamos de ocultar nuestras fuerzas. Al propalar nuestra debilidad provocamos la creencia del enemigo en nuestra fortaleza. Una antigua historia china recomendaba esta estrategia: un poderoso general marchaba camino a una ciudad prácticamente desguarnecida. El comandante de la guarnición de dicha ciudad basó su estrategia de defensa en la siguiente maniobra: mandó abrir y dejar de par en par todas las puertas de las murallas, disfrazó a sus soldados y los coloco en diferentes lugares, a unos barriendo las calles, otros trabajando en supuestas reparaciones, otros paseando tranquilamente… El mismo se puso a tañer el laúd en lo alto de la muralla a la vista de todos. Cuando llegaron los atacantes, su jefe, extrañado, retrasó el ataque y trato de adivinar el significado de la aparente invitación que se le hacía a entrar directamente al interior de la ciudad... No pudo imaginar cual pudiera ser la táctica del enemigo, pero dio por segura la existencia de un trampa diabólica. Finalmente decidió retirarse y esperar una mejor ocasión.
Cuando hablamos de empresas (o gobiernos) está claro que estos procedimientos bélicos deben entenderse en su sentido metafórico y referirlos especialmente a la estrategia de imagen y comunicación. Esta operación para convertir la debilidad en poder exige un trabajo especializado que solo podrá ser eficaz tras un estudio profundo de la realidad propia, así como de las circunstancias del sector y del entorno general. Sin citar casos concretos puede decirse que tanto la opinión pública como los medios de comunicación suelen estar predispuestos a favor del más débil y tal sentimiento puede ser la base de la defensa. Está claro que esta estrategia requiere convertir en noticia el ataque del fuerte hacia el débil, hacer público el hecho, aplicar la táctica de puertas abiertas a la opinión y los medios. En este terreno, las razones del débil pueden ser tan poderosas o más que las del fuerte y, con toda seguridad, contaran con mayor simpatía y parcialidad en su favor.
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