sábado, 22 de agosto de 2009

LAS CUATRO INTELIGENCIAS




Maquiavelo habla de tres tipos de inteligencia en los capítulos XXII Y XXIII: Hay tres tipos de cerebros: unos entienden por sí mismos, los segundos disciernen los que los otros entienden y los terceros, no entienden ni por si mismos ni por otros. Los primeros son excelentísimos, los segundos excelentes, los terceros inútiles. Los supuestos comentarios de Napoleón al príncipe añaden un cuarto tipo: Maquiavelo olvidó los sistemáticos, los cuales se pierden creyendo con soberbia que hacen lo mejor.
Es interesante observar el esquema con el que Maquiavelo hace esta caracterología de los tres tipos de inteligencia pragmática a lo largo de la obra el príncipe.
1. La calidad de los consejeros depende del príncipe que los dirige.
2. Se calcula la inteligencia de un príncipe por el equipo que está rodeado.
3. La inteligencia hace posible conocer los buenos consejeros y mantenerlos fieles.
4. La elección equivocada del equipo indica poca inteligencia de quien lo elige.
5. El primer error que puede cometer un líder es elegir mal su equipo colaborador.
6. Quien conocía al consejero Venafro en siena, deducía que su príncipe era inteligente.
7. Si el líder no posee la inteligencia por si mismo debe de discernir quien la tiene.
8. Es la clave en la elección encontrar a quien piense más en su líder que en el mismo.
9. Es peligroso el consejero con poder que piensa en sus intereses.
10. Al colaborador inteligente y fiel hay que retribuirle con riqueza y honores.
11. No debe de confundirse fidelidad con adulación.
12. No debe el líder tolerar que cualquiera le dé su opinión porque perderá el respeto.
13. Contar con colaboradores sabios que contesten a lo que se les consulte, es decir, a todo.
14. Una vez hechas las consultas, el líder debe pensar y decidir por sí mismo.
15. Cuando se ha tomado una decisión, se debe de admitir y no tomar más opiniones.
16. Maximiliano consulta, tolera las criticas a sus decisiones y cambia de parecer.
17. Pide siempre consejo, que te aconsejen cuando quieras, pero nadie sin que se le pida.
18. Ama el que te hablen con la verdad, preocúpate si no osan hablarte con confianza.
19. No se debe concluir que el líder inteligente debe su saber a los consejeros.
20. Regla: el líder que no es inteligente por sí mismo, no puede ser bien aconsejado.
21. Un líder no inteligente, solo puede ser bien aconsejado por alguien que lo suplante.
22. Un colaborador plenipotenciario terminara por arrebatar el poder del líder incapaz.
23. A un líder poco inteligente, tampoco le sirve un equipo de varios colaboradores.
24. En este caso cada uno ira a lo suyo; todos son malos sino son buenos por necesidad.
25. Conclusión: el buen consejo, de la inteligencia del líder; y no está del buen consejo.
Creo que no es una equivocación hacer el siguiente silogismo: Maquiavelo tenía muy claro cuál debía ser el ideal de líder inteligente: Maquiavelo consideraba a Cesar Borgia como modelo de líder; por consiguiente, Maquiavelo consideraba a Borgia como el ideal de líder inteligente. Podemos por lo tanto, comprobar o suponer como relacionaba Maquiavelo con Borgia todas estas características de líder excelente y excelentísimo.
En los cuatro primeros puntos se establece la relación entre inteligencia del líder y calidad de sus colaboradores, tanto en su capacidad para elegirlos, como para librarse de ellos cuando le sean perjudiciales. En 1502, Maquiavelo tiene 33 años y escribe uno de sus primeros libros, descripción de cómo mato el duque de valentinois a Vitellozo Vitelle, a Oliverotto da fermo, al señor Pagolo y al duque de Gravina Orsini.
Maquiavelo se presenta a sí mismo en forma muy elegante como consultor de Cesar Borgia en el capítulo VII de el Príncipe: El día en que julio II fue nombrado papa me dijo… No es de extrañar que se sintiera muy honrado con su amistad y es muy probable que pensara en el equipo de Cesar cuando escribía años después sobre los colaboradores de un príncipe inteligente. Leonardo da Vinci tenía un contrato en firme como ingeniero jefe de Borgia, el Pinturicchio pintaba las salas Borgia en el vaticano y hacia de Lucrecia la santa catalina discutiendo con 500 filósofos y del mismo cesar el tirano Majencio, padre de Constantino. Maquiavelo conocía seguramente los dísticos del poeta Francesco degli Uberti y debió de estar muy de acuerdo con ellos:
Sale italum o splendor Dux Ilustrissimus
Caesar, o salve Caesar, máxima fama decum…
(Salve ¡oh esplendor de los italianos! Ilustrísimo Duce
Cesar, salve ¡oh cesar! Máxima imagen de los Duces)
Maquiavelo no cree que el príncipe reciba toda la sabiduría, la ciencia infusa, de Dios y no rehúye del supuesto de los casos en que el líder no esté dotado de grandes conocimientos. No sería problema a condición de que este tuviera la perspicacia y discernimientos suficientes como para saber quienes tienen la preparación y disposición adecuadas para ser sus colaboradores. Piensa que el príncipe debe tener dos cualidades importantes, además de esta sensibilidad para la autentica inteligencia: el carisma para lograr la fidelidad pena de los miembros de su equipo y la autoridad y la autoridad de que el sabio opine cuando sea requerido para ello. De ahí deduce Maquiavelo que el buen consejo, de una u otra forma, dependerá siempre del líder y nunca este debe de estar a expensas de los consejeros.

Después de todo, este análisis no tiene empacho para llegar a una conclusión: el líder que no tiene ninguna de esas dos clases de inteligencia no puede ser aconsejado, no puede llegar a tener un equipo de colaboradores que le beneficien. Más bien sucederá que puedan manipular y suplantar el poder del líder.
Y pone como ejemplo negativo al archiduque de Austria y emperador de Alemania, Maximiliano I, del que dice que ni consultaba ni mantenía firme sus criterios. La verdad es que el abuelo de Carlos V poseía bastantes habilidades y tuvo grandes éxitos en política exterior, aunque internamente es verdad que fue muy contestado por príncipes y ciudades.

Maximiliano saco de su primer matrimonio con María de Borgoña, el dominio sobre Flandes, países bajos y francos condado. Su segundo matrimonio, con Blanca Sforza, le dio un papel importante en Italia y reforzó su alianza con España. Casó a sus hijos Margarita y Felipe con los hijos de los reyes católicos- Juan y Juana- lo cual haría a los Hasburgos herederos de la corona española. Parece que Maquiavelo basa sus críticas a Maximiliano en las afirmaciones del obispo Lucas Rainaldi, servidor y hombre de confianza del emperador, al cual atribuye una forma de comportarse respecto a los colaboradores: un camino totalmente opuesto al que he indicado.

En los primeros comentarios de Napoleón a esta parte del libro de Maquiavelo escribió el emperador francés: Maquiavelo exige mucho, pero se mejor que él lo que conviene en mi situación. La opinión está fijada, mi verdadero consejo está en mi cabeza.

Y para terminar con Borgia recordemos lo que de el dice Maquiavelo en el capítulo VII de El príncipe: sabía muy bien como se tiene ganar o perder a los hombres.

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