Este post se lo dedico a Carlos Martin Perez. pseudo autor de "El Gran Juego" espero que algun dia aprenda a escribir y no copie tanto de los demas :)
Son muchos los autores que temen que sus obras sean copiadas, puedan ser objeto de apropiación indebida o sencillamente de robo, y por esta razón no suelen participar en certámenes literarios, se muestran recelosos a la hora de enviar manuscritos a editoriales o prescinden de colgar textos en un medio de difusión tan poderoso y sin fronteras como es Internet. Pero ¿qué es el plagio? ¿Estamos protegidos jurídicamente contra el plagio?
De todas las definiciones que intentan explicar el concepto de plagio, en cuanto a literatura se refiere, me quedo con la que viene a decir algo así como que “es plagio todo aquello que no podríamos escribir si no lo hubiésemos leído antes”. Un ejemplo ayudará a aclarar esta aseveración. Si yo comienzo el capítulo de una novela con frases del tipo “Era un bonito día de primavera”, “La nieve caía lenta cubriendo con su manto blanco toda la pradera”, “El viento soplaba enfurecido agitando las ramas de los árboles”…, posiblemente a más de un escritor se le pudieran ocurrir las mismas frases y yo no podría demandarles por plagio, sencillamente porque la primavera tiene días bonitos, la nieve es blanca y el viento sopla con fuerza. En este caso no ocurriría más que otros autores estarían utilizando, al igual que yo, frases tópicas, términos de uso o conceptos universales y muy poco “originales”. Sin embargo, yo no podría escribir el primer párrafo de un capítulo de El Quijote o de La Sombra del Viento si no lo he leído antes. Es en este segundo caso cuando hablamos de plagio.
Es habitual, e irrisorio de paso, que el que plagia utilice prácticamente el texto íntegro del autor plagiado pero cambiando los escenarios geográficos donde se desarrolla la historia, los nombres de los personajes o una pequeña e insignificante pincelada de la trama. Copian todos, desconocidos y famosos. Y nos preguntaremos por qué. En mi opinión el problema estriba en no concebir la propiedad intelectual como verdadera propiedad. Hay que empezar por tener conciencia de que apropiarse de la obra nacida del intelecto de otro es robar. Del mismo modo se roba un texto literario que se roba un coche. ¿Por qué parece sin embargo tan simple y tan impune lo primero? El ladrón de obras literarias puede ser un intelectual, una persona respetable en todos los ámbitos, alguien incapaz de forzar la puerta de un chalet o sencillamente de robar un bolso —eso se lo dejaría a los delincuentes, pensando lógicamente que él no lo es—, sin embargo debe tener claro que cuando copia una obra literaria propiedad de otro para lucrase con ella en perjuicio del verdadero autor está cometiendo un delito tipificado en nuestro Código Penal y castigado con penas de prisión que oscilan entre los seis meses y los dos años. Consideremos la propiedad intelectual como lo que es, parte del patrimonio de una persona, y del mismo modo que no robaríamos un coche o desvalijaríamos una vivienda tampoco disponemos de libertad ni impunidad para robar el resultado de la creación ajena, protegida desde el mismo momento de su nacimiento por la Ley. Por favor, seamos originales: plagios no.
EXTRAIDO de: http://ocurrienfebrero.blogspot.com/2008/09/qu-es-el-plagio.html
con permiso de su Autora :)
De todas las definiciones que intentan explicar el concepto de plagio, en cuanto a literatura se refiere, me quedo con la que viene a decir algo así como que “es plagio todo aquello que no podríamos escribir si no lo hubiésemos leído antes”. Un ejemplo ayudará a aclarar esta aseveración. Si yo comienzo el capítulo de una novela con frases del tipo “Era un bonito día de primavera”, “La nieve caía lenta cubriendo con su manto blanco toda la pradera”, “El viento soplaba enfurecido agitando las ramas de los árboles”…, posiblemente a más de un escritor se le pudieran ocurrir las mismas frases y yo no podría demandarles por plagio, sencillamente porque la primavera tiene días bonitos, la nieve es blanca y el viento sopla con fuerza. En este caso no ocurriría más que otros autores estarían utilizando, al igual que yo, frases tópicas, términos de uso o conceptos universales y muy poco “originales”. Sin embargo, yo no podría escribir el primer párrafo de un capítulo de El Quijote o de La Sombra del Viento si no lo he leído antes. Es en este segundo caso cuando hablamos de plagio.
Es habitual, e irrisorio de paso, que el que plagia utilice prácticamente el texto íntegro del autor plagiado pero cambiando los escenarios geográficos donde se desarrolla la historia, los nombres de los personajes o una pequeña e insignificante pincelada de la trama. Copian todos, desconocidos y famosos. Y nos preguntaremos por qué. En mi opinión el problema estriba en no concebir la propiedad intelectual como verdadera propiedad. Hay que empezar por tener conciencia de que apropiarse de la obra nacida del intelecto de otro es robar. Del mismo modo se roba un texto literario que se roba un coche. ¿Por qué parece sin embargo tan simple y tan impune lo primero? El ladrón de obras literarias puede ser un intelectual, una persona respetable en todos los ámbitos, alguien incapaz de forzar la puerta de un chalet o sencillamente de robar un bolso —eso se lo dejaría a los delincuentes, pensando lógicamente que él no lo es—, sin embargo debe tener claro que cuando copia una obra literaria propiedad de otro para lucrase con ella en perjuicio del verdadero autor está cometiendo un delito tipificado en nuestro Código Penal y castigado con penas de prisión que oscilan entre los seis meses y los dos años. Consideremos la propiedad intelectual como lo que es, parte del patrimonio de una persona, y del mismo modo que no robaríamos un coche o desvalijaríamos una vivienda tampoco disponemos de libertad ni impunidad para robar el resultado de la creación ajena, protegida desde el mismo momento de su nacimiento por la Ley. Por favor, seamos originales: plagios no.
EXTRAIDO de: http://ocurrienfebrero.blogspot.com/2008/09/qu-es-el-plagio.html
con permiso de su Autora :)
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