TANZAN Y EKIDO IBAN un día por un camino embarrado. Caía una fuerte lluvia.
Al llegar a un recodo, se encontraron a una joven encantadora con kimono y faja de seda, que no podía atravesar el cruce.
“Vamos muchacha”, dijo tanzan enseguida, y alzándola en brazos la pasó.
EKIDO no volvió hablar hasta la noche, cuando llegaron alojarse en un templo. Entonces, no pudo contenerse más. “Nosotros, los monjes. No debemos acercarnos a las mujeres”, le dijo a tanzan.
“especialmente a las jóvenes y bonitas. Es peligroso. Por que hizo usted eso?”.
“Yo deje a la chica allá atrás”. Dijo tanzan.
“¿Usted Todavía la está cargando?”
2 comentarios:
<span>muy bueno...no es los errores que cometemos, sino nuestra actitud hacia ellos</span>
<span></span>
<span>saludos</span>
No es tanto la actitud hacia nuestros errores, sino nuestro desapego ante acontecimientos que no tienen la menor importancia. 8-)
Publicar un comentario