sábado, 24 de mayo de 2008

EL ALMA DE LA TOGA

La abogacía no es una consagración académica, sino una consagración profesional. El titulo de cualquier estudiantes de leyes, no es de abogado sino de Licenciado en Derecho, que lo autoriza para ejercer dicha profesión; pues basta saber quien no dedique su vida a la practica, a dar consejos jurídicos y a pedir justicia en los tribunales, será todo lo que quiera en su vida pero abogado no. El abogado es el que ejerce permanentemente la abogacía, pero no de modo esporádico u ocasional. Todos los demás serán Licenciados en Derecho: El mediocre locutor de radio, el Profesor de Psicología, el Vendedor de Seguros, el Motoconchista, el Representante de una compañía de Refrescos, el Portero de los Tribunales, etc. Al seguir la enumeración, la lista sería interminable, la enseñanza tomada en serio, solo ofrece el peligro de que el alumno resulte un teórico pedante, que usa un léxico que haría reír en cualquier parte, luciendo indumentos inverosímiles de poco respeto para él mismo y para quienes le ven. Vagos Rebeldes, Destructores Anarquizantes, Vanos, Vacíos e Insustanciales. Las decisiones de un hombre prudente no se toman por generación espontánea sino como fruto a un considerado respecto a opiniones, convivencias y estímulos del exterior. La responsabilidad es solo nuestra, nuestras han de ser también de modo exclusivo la resolución y la actuación; se dirá que esta afirmación es solo una faceta del orgullo, de la dignidad, que a diferencia de la vanidad que es una formula de la estupidez humana. Cuando el abogado (el que ejerce y ama su profesión como tal, no como el mediocre simipensante) da un consejo, es porque cree que está en lo cierto y justo, en tal caso, debe andar firme y sereno, sin vacilar en cuanto a la verdad y a la justicia, esta se busca por el camino de la sinceridad, la fe y la razón, sin otras armas que las del conocimiento, porque el papel del abogado no es el de un comediante y mucho menos de un bufón de la corte. En los tribunales se corre el peligro de verse asaltado por la ira, pues nada es tan irritante como la injusticia (Volens non Fraudatur / quien consiente no puede decirse engañado) el enojo experimentado influye en muchos otros, saber despreciar es el complemento de la fuerza interna, desprecio por los hipócritas, necios, asesinos, alevosos, perros y ladrones. Quien no sepa rechazar todo eso con sinceridad acabará siendo un egoísta y quien sepa rechazar con sinceridad verá elevarse sus servicios libres de impurezas e iluminadas por actos ideales. Un gran literato a dicho: (El Rey Salomón) “Que el derecho es una mujer casquivana que se va de tras de cualquier hombre que haga sonar espuelas”, más esto no es incompatible con la profecía de Isaías sobre la inmortalidad del derecho, la sociedad elige y determina muchas veces a desprecio de la fuerza coactiva del estado; lo cambiante es la expresión actual y lo actuante de la vida jurídica. Al abogado no le importa saber el derecho, sino conocer la vida. El derecho positivo está escrito en los libros; se estudian y se busca en paz, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. La persona que tenga previnciòn, serenidad, amplitud de miras y sentimientos para advertirlo, serà abogado, el que solo tenga inspiración y guía en las leyes será un desventurado seguidor de grandes abogados o de otros mucho peores que él. Luris Ignoratia Nocet (La Ignorancia del Derecho Perjudica). El organismo del derecho responde a una moral, el hombre necesita un sistema moral para no ser juguete del viento, su propia conciencia le dirà lo que hay que aceptar o rechazar, debe experimentar la sensación de lo justo y de lo injusto; la abogacía no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la conciencia. Esa es la piedra angular. La ética abogacía es aceptar o repeler el asunto, un letrado acepta la defensa en cuestiones de su convicción, malo serà que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si uno se equivoca de buena fe y con la conciencia limpia se debe de estar tranquilo.
La moral de abogado debe pelear contra la ley justa, inadecuada y arcaica, propugnar lo justo y vulnerable del derecho positivo, ya que se contribuye al mejoramiento y a la evolución de una deficiente situación legal. Claro que hay togados que hacen lo opuesto, y planteado a sabiendas cuestiones injustas necesitan cegar al tribunal, estos no son los hombres representativos del alma profesional. Lo que una sociedad de hace cincuenta años estimaba condenable, la sociedad actual, con el mismo concepto religioso lo condena inocente y viceversa.
Las modalidades sociales son ya más difíciles de aquilatar, porque influyen considerablemente en el juicio y ofrecen sin embargo un apoyo deficiente y tornadizo. Ante nosotros, la médula del problema es la moral.
El hombre más discreto y reservado del mundo no confía los secretos a nadie. Todos sabemos que el abogado está obligado a guardar secretos y saber muy bien que el no guardarlos es un delito moral. La revelación de secretos es una de las más sutiles y quebradizas de aplicar en la vida del abogado, es parte de la relación, abogado y cliente. La función del abogado es servir a la sociedad, su carrera no es un oficio sino un misterio. El abogado debe guardar a todo trance el secreto. Cueste lo que le cueste.
El abogado la guarda del secreto profesional, puede encontrarse tres conflictos:
1. Conflicto con su propia conveniencia.
2. Conflicto con el interés particular y ajeno.
3. conflicto de interés social
El abogado es un servidor del interés social, es indispensable decir la verdad, pase lo que pase y cueste lo que cueste, de la palabra del abogado depende físicamente la vida de los hombres. El abogado debe de descubrir el secreto y decir la verdad, casi indiscutible pero de solución. Por ejemplo.
El abogado y un banco que sabe que este va a quebrar dentro de pocos días, ¿Podrá prevenir de lo que ocurre a sus amistades, descubriendo el secreto? Si la quiebra es honrada, es decir, un fenómeno necesario para la marcha de los negocios, el abogado debe guardar absoluto secreto, tanto porque no tiene motivo legal para faltar a sus obligaciones, por cargar la noticia a sus amigos para que retirasen el dinero, beneficiaría a estos con perjuicio de los demás acreedores, pero si el banco no responde a una necesidad, sino que responde con ánimo fraudulento y hace maniobras para estafar a los clientes, el abogado debe dimitir de su cargo y hacer público lo que ocurre, pues de otro modo sería cómplice del delito.
El togado debe abstenerse de la realización de todo trámite innecesario y en especial de toda articulación, cuidándose de no entorpecer el desarrollo del proceso. La razón es clara, el abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se consume la humanidad. El matrimonio disoluto, el fraude de in interés legítimo, los corruptos estafando para obtener riquezas, pero quien no sepa del dolor ni comprenda el entusiasmo ni ambicione la felicidad ¿Cómo acompañará a los combatientes? La dificultad es ardua, pero hay que preparar la batalla con pasión y recibir impertérrito la noticia del resultado, tener ardor y no amor propio, amar y no preocuparse por el destino de lo que está mal.
El abogado se compromete con el cliente de tal manera, que pierde toda postura personal. Es posible y santo renunciar a los intereses, al bienestar, al goce para entregarse al bien de otro, matar el deber del ideal; eso es muy sustancial en la abogacía, el togado ha de sentirse siempre colocado en un grado superior del de su defendido, como el defensor, el tutor y el gerente. Por eso ha de oír a los siguientes peligros:
1. Del pacto de la cuota litis que prohíben las leyes.
2. De la mujer a quien se ama, ya que cupido solo por ser ciego es peligroso y si a demás vistiera toga será todo un desastre.
3. De la familia en sentido general.
4. Del partidismo.
Un sabio adusto sería peligroso como abogado porque respondería a la intransigencia, y en sus manos se enredarían todas las cuestiones; pero las palabras de CRISTO bastaron para derrumbar una civilización y crear un mundo nuevo.
El orador de hoy que es abogado, sabe por lo menos coordinar un discurso, pero cuando la bruyère se burlaba de esas gentes que hablaban un momento antes de haber pensado, de sobra sabía que se las encuentra en todos los empleos (El mediocre locutor de radio, el Profesor de Psicología, el Vendedor de Seguros, el Motoconchista, el Representante de una compañía de Refrescos, el Portero de los Tribunales). La política es hoy su carrera.
Ahora abundan los defensores honestos, veraces y enamorados del bien, aunque la intransigencia nos hace más patriarcas que combatientes. Nos hayamos habituados a pensar mal y maldecir que hemos dado por seca la fuente de todos los actos humanos. El espíritus tosco ilumina recelosamente la humanidad, lo recomendable es una previa aceptación de todas las maldades posibles, sin preocuparse de personificarlas. Así no se puede vivir, devorándonos unos con otros y pagando con la misma moneda, basta simplemente con saber que el hombre es capaz de hacer todo lo bueno y todo lo malo. Abogados y magistrados suelen vivir en un estado parecido, al que la ley de orden público llama “De prevención y Alarma”. El Juez piensa del Abogado “¿En qué proporción me estará engañando?” y el Abogado Piensa del Juez “¿A qué influencia está sometido para frustrarme la justicia?”. Hay abogados bestias nocivas para el arte y para otras muchas cosas, es indiscutible como también hay artistas nocivos para el sentido común. La abogacía más que intereses es de pasiones, y aún podría totalizarse la regla haciéndola absoluta porque detrás de un interés hay una pasión y sus armas se hayan mejor acomodadas en el arsenal de la psicología como el de los códigos.
En la gimnasia del sentimiento y del lenguaje se puede vivir sin mover los brazos y las piernas, pero a los pocos años de tan singular sistema los músculos están atrofiados y el hombre será un guiñapo, pues lo mismo ocurre en el orden mental. El abogado debe tener exclusivamente en su biblioteca personal:
1. Una revista jurídica de circulación nacional y extranjera.
2. Una mitad de cuantos libros jurídicos se publiquen en español. (Recomendado, un dispendio de cincuenta o más)
3. Unos cuantos libros, novelas, versos, historias, crónicas, criticas, sociología y política en general.
La falta de lectura acaba dejando muerto al abogado en sus partes más nobles y le reduce a una ley de enjuiciamiento de la configura humana, a una caricatura con título académico.
Hay que estudiar, hay que leer, hay que apreciar el pensamiento ajeno que es tanto como amar la vida ya que la discurrimos y la iluminamos entre todos. Los abogados tenemos la distintiva contraria la necesidad de contender, manifestación de la ferocidad humana, el odio entre artistas, los hombres de ciencias que se desprecian y se menosprecian. Nuestro estado de armas es la indiferencia, nuestra conducta un elegante desdén. Un tonto puede prevalecer lo que depende a la merced, más no en lo que radica en el crédito público.
Consideremos en breves renglones los medios que un letrado tiene para darse a conocer:
1. La Asociación.
2. El Anuncio.
3. La Exhibición.
LA EXHIBICION: Aquella que estrictamente profesional y que por nadie puede ser tachada. Permanecer largo tiempo al estudio, intervenir en las discusiones académicas, escribir en periódicos profesionales, colaborar en obras sociales, dar a conocer los folletos y monografías, ejercer la defensa de los pobres, desempeñar cargos judiciales de los que no exigen pertenecer a la carrera. Todas estas actividades establecen un buen número de relaciones y permiten al público entendido y al profano irse dando cuenta del jurista nove. Medios que tienden a utilizar los noveles de otras profesiones.
Entremos en una universidad, para cada profesional su asignatura es la fundamental de la carrera, en el ministerio pasa lo mismo, para cada jefe su negociado es el más trascendental. La toga es ilusión, no puede cada hombre limpiarse el deseo de ser una cosa distinta de los demás. La toga es ante el público, diferenciación, porque de ella se nos distingue de los demás circundantes del tribunal. La diferenciación no sería nada si no fuera acompañada del respeto y el pueblo sencillo y rectilíneo lo tributa con admirable espontaneidad. La dulce tiranía que gravita en el hombre, influye sobre él de manera decisiva, pero el abogado no tiene sexo, así como suena. Es decir, tenerle, si le tiene y naturalmente no le está vedado usar de él; pero en su estudio y su relación con las mujeres que en él entran, a de poner tan alto su personalidad, a de considerarla tan superior a las llamaradas de la pasión y al empleo de la carne que su exaltación le conduzca a esta paradoja “El abogado es un hombre superior al hombre”.
No mire las caras de vuestras clientes, por hermosas que sean siempre hay algo más atractivo que examinar en ellas, el juicio.
Las condiciones apetecibles e indispensables son cuatro:
1. Oralidad.
2. Publicidad.
3. Sencillez.
4. Eficacia.
ORALIDAD: Al hombre le fue dada la palabra para que mediante ellas se entendiera a sus semejantes. La palabra hablada consiste en el dialogo, la réplica instantánea, la interrupción, la pregunta y la respuesta. La diferencia de la escritura, la palabra hablada refleja situaciones de ánimo que en la escritura se disimulan y ocultan fácilmente.
PUBLICIDAD: Públicos y orales son los debatas contencioso administrativo, en los asuntos de derecho social y hasta en los tribunales militares. La publicidad de los juicios responde a otro dato profundo de psicología. Los hombres como los niños solemos tener dos morales, uno para cuando nos ven y otra para cuando no nos ven, pero si advertimos de que la gente se entera de lo que hacemos, por ello podemos quedar deshonrados o rebajados o simplemente en ridículo, reaccionamos sobre nosotros mismos y hacemos por egoísmo o por miedo lo que no estábamos dispuestos a hacer por simple imperativo de la ley moral.
SENCILLEZ: Uno es cultísimo y por eso precisamente se enamora de las teorías y contempla la vida a través de unos anteojos doctrinados que frecuentemente le ocultan la verdad. Todo en la vida requiere un conjunto de reglas encaminadas al buen fin de la obra y el que prescinde de ellas, no hace lo que se propone o lo hace mal.
EFICACIA: La eficacia reclama para los togados y para los tribunales el decoro material. Cuando se encuentra instalada en locales incómodos, sucios, sórdidos, y con curiales mal educados o venales, sin puntualidad en las oras de servicio y con otros defectos similares, el público reúne de su cooperación, escapa a los llamamientos y citaciones y mira al mundo judicial como su peor enemigo (Caso típico en República Dominicana). Los gobiernos y los políticos no tienen reparo en mezclar a los jueces en las tracerías electorales, llegando incluso al bochorno de exigir a los ministros de la justicia, la perpetración de los delitos evidentes, tales como procesamientos por delitos imaginarios, impunidad de otros innegables, detenciones ilegales y mil lindezas por el estilo. Se trata de un fenómeno de organización política; de nada sirve a los pueblos tener riqueza y cultura si no tienen justicia. Para conseguirlo es necesario rodearla de amor y la reverencia del pueblo. No se logrará ni con organizaciones complicadas y abstrusos tecnicismos.

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1 comentario:

Ferzvladimir dijo...

este articulo no es por completo de mi autoria, es simplemente un resumen realizado para un trabajo final de sociologia. fue un tanto decepcionante para mi no encontrar informacion detallada sobre el libro en esos dias en la red, ni aun consultando personalmente a algunos jurisconsultos en esos dias, no me pudieroin explicar la escencia del libro.

este libro trata sobre la etica que debe de tener el futuro abogado de derecho en la carrera, es decir el estudiante, y la que debe de mantener en el pleno ejercicio de la profesion. es una excelente estampa de la filosofia etica del derecho, algo que lamentablemente se esta perdiendo en todas las esferas que pretende abarcar la ley. en esos dias personalmente no econtre informacion que me pudiera ayudar a realizar el resumen, tuve que sudar muchas gotas de sangre y hacerlo yo mismo, cosa que me dejo muy satisfecho ya que me vi obligado a leer un libro interesante y que me ha servido de mucho a lo largo de la carrera.

mi proposito no es subirlo aqui para que lo puedan bajar y hacer copy paste, sino motivar al estudiante neofito a realizar el esfuerzo y hacerlo por su propia cuenta. el principio de la honestidad, es decir por sus propios medios. espero que simplemente les sirva de modelo a los interesados y que puedan comentar y criticar el trabajo realizado. gracias.