sábado, 30 de octubre de 2010

DESSALINES

El proceso vivido en la  colonia francesa de santo domingo, como consecuencia de los acontecimientos generados por la revolución iniciada en la metrópoli durante el transcurso del año 1789, fue tan profundo y violento que para fines del siglo XVIII las condiciones económicas, políticas y sociales de la colonia eran radicalmente diferentes a las que existían años atrás.  

La figura de Toussaint, agigantada por la demostración de las cualidades militares y políticas, había surgido, en la isla, como personaje del momento histórico  que conmovía al mundo. A su lado destacaban hombres de gran valor sólidos, algunos, de la masa esclava que había terminado siendo principal actor de los acontecimientos. Como habían ascendido a las más altas posiciones de la jerarquía  militar: Dessalines, Cristóbal, Petión, y Boyer. Los dos  primeros negros puros y los segundos, mulatos instruidos que habían estudiado en Francia.

Dessalines había nacido esclavo, en 1758, en unas plantaciones ubicadas en Grande-Riviere du Nord, según datos imprecisos. Para 1800 era un hombre de cuarenta o cuarenta y dos anos, corpulento, violento, analfabeto, pero el mejor general entre los hombres de Toussaint. Valiente y audaz tenía un liderato indiscutible entre sus hermanos de raza. Pero su comportamiento agresivo, estaba enmarcado dentro de las normas severas de respeto que su jefe militar y político había establecido, entre aquellos hombres salidos de las entrañas de una gigantesca masa de más de 600 mil esclavos, que habían arribado a la libertad desde agosto de 1793 cuando el comisario francés Sonthonax, proclamo la abolición de la esclavitud.

En los primeros meses de 1802, unificada la isla bajo un solo gobierno, arribo a las costas de Santo Domingo la escuadra del general Leclerc. El cuñado de Napoleón traía órdenes secretas del primer cónsul francés que se resumían en cuatro puntos:

  1. Deportar a Francia los principales oficiales nativos.

2.     2.   Licenciar las tropas coloniales.;

3.     3.   Desarmar a los labriegos, antiguos esclavos y

4.     4.   Restablecer la esclavitud.

Entre los oficiales calificados por Napoleón de “bandidos”, estaban, desde luego, Toussaint, Dessalines, y Cristóbal no solamente por su color, sino por su origen esclavo. Pero no obstante el engaño de que fue víctima Toussaint, del cual fue cómplice Cristóbal, el plan de Bonaparte no pudo ejecutarse a cabalidad.


Los acontecimientos tomaron un curso diferente y para fines de 1802 el enfrentamiento entre las tropas expedicionarias francesas y el pueblo haitiano estaba decidido. Paso Dessalines a ser jefe militar de la lucha que culminaría con la creación del estado independiente de Haití. El primero de enero de 1804 ante una multitud enardecida por la victoria frente a las tropas bonapartistas, proclamo Dessalines  la independencia de su patria. Había creado para la ocasión, la bandera roja y negra como símbolo de la libertad eterna para sus hermanos de raza, que se convertían, a partir de ese momento, en ciudadanos de un estado independiente; el segundo de América y el primero del mundo integrado por hombres y mujeres de raza negra. Culminaba en ese momento uno de los episodios más singulares de la historia de la humanidad, que había tenido como escenario una pequeña y legendaria isla del Caribe. 


Dessalines era un formidable guerrero y jefe de tropas, pero sin criterio político a diferencia de otros jefes revolucionarios y patriotas que se habían distinguido bajo la protección de Toussaint. Convertido en jefe político y militar mantuvo el control de su régimen, que descansaba en cuatro o cinco oficiales que desempeñaban funciones de gobernadores en diferentes regiones del territorio nacional: Cristóbal en la región del Cibao, Cleveaux en Mermelada, Gabart, el más joven, en san Marcos, Vernet en Gonaives, Petión, en puerto príncipe y Geffrard en los cayos. En términos económicos el país estaba en ruinas. El largo camino de la guerra lo había destruido por completo y Dessalines no era hombre para organizar un proceso de reconstrucción.

Implanto un régimen de terror que manifestó las primeras señales de ferocidad, cuando ordeno la muerte de cerca de 2,000 blancos franceses que habían permanecido en el país, la mayoría escondidos. El gobierno de convirtió en un tiranía  que no respeto derechos de ningún género.


Se negó a licenciar el ejército de más de 50 mil hombres, porque tenía el plan de expulsar de la parte oriental los restos del ejército francés, que bajo el mando del general Ferrand  mantenían el control de la antigua colonia española. Dessalines pensaba que la presencia francesa en esa parte de la isla era una amenaza grave para la independencia  y la libertad de los antiguos esclavos. El comportamiento de Ferrand le dio la excusa para atacar la parte oriental. El 6 de Enero de 1805 dicto el general francés un decreto que decía en sus tres primeros artículos lo siguiente:

Art.1.  Los habitantes de las fronteras del departamento Ozama y del cibao, así como las tropas empleadas en los puestos guarnecidos del cordón, están y continúan estando autorizadas a extenderse por los territorios ocupados por los sublevados,  a perseguirlos y a hacer prisioneros  a todos aquellos del uno o del otro sexo que no pasen de la edad de catorce años.

Art. 2. Los prisioneros procedentes de estas expediciones serán propiedad  de los captores.


 Y continuaba estableciendo el decreto: Art. 3. Los niños varones capturados, que tengan menos de diez años y las negras, mulatas, etc. Menores  de diez años, deberán quedar expresamente en la colonia, y no podrán ser exportadas bajo ningún pretexto. Los captores podrán, según su gusto, o dejarlas en sus plantaciones o venderlas a habitantes que residan en los departamentos de Ozama y del Cibao.

El gobierno colonial francés autorizaba secuestrar  los habitantes del estado haitiano, para ser utilizados como esclavos  o ser vendidos en otras colonias europeas de la región del Caribe. La respuesta no tardo en llegar. En febrero de 1805 un ejército de 25, 000 soldados invadía la parte oriental. Los criollos españoles apoyados por los franceses trataron de hacer resistencia pero fue inútil. Una avalancha humana los arrollo.

Los historiadores haitianos reconocen que la represalia fue brutal. Y no podía esperarse menos de Dessalines. Puerto Plata, Monte Cristi, Santiago, Moca, y la Vega fueron pilladas, incendiadas y arrasadas. Cientos de prisioneros fueron traslados hacia la parte oriental, a pies, en largas caminatas, encabezadas al frente por sus captores, personalmente por el antiguo soldado revolucionario  y patriota convertido en tirano. La población civil de la parte oriental, criolla, mulata en su mayor parte, no tenia responsabilidad en las decisiones  antihumanas del gobernador francés. La presencia de barcos de guerra enemigos en la costa sur obligo a Dessalines a retirarse a sus fronteras.


Poco después una conspiración comenzó a fraguarse contra él. En vez de dedicarse a las tareas políticas, que las necesidades del pueblo exigían, pasaba el tiempo bailando e imitando a napoleón. Convertido en emperador desde finales del 1804 era una siniestra y trágica caricatura, cruel y dolorosa del pueblo haitiano. Había engordado y se había convertido en un rechoncho y fuerte ejemplar humano. Su figura era risible y penosa tratando de bailar minué, día por día y hora tras horas, bajo la dirección de dos relamidos profesores. Tena veinte queridas: negras, mulatas, y tez más clara. La corte se reía de él y sus ayudantes y colaboradores bajo el régimen de terror comenzaron a odiarlo. Se inicio la rebelión en el sur del país.

El 17 de octubre de 1806 fue emboscado a la salida de Puerto Príncipe por soldados y oficiales de su propia guardia. Un joven de nombre Garat, lo último de un disparo. Garat moriría, siendo general, en 1856, en la batalla de santome a manos de un soldado, apenas adolescente, dominicano. El cuerpo de Dessalines fue cortado en pedazos por sus asesinos. Vengaban furiosos en nombre del pueblo los crímenes y atropellos que el fundador del estado, héroe, y prócer, convertido en tirano, les había hecho sufrir. 


 

     

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